lunes, 23 de junio de 2014

Análisis general de La Regenta

Para analizar de manera general La Regenta vamos a exponer varias reflexiones sobre la obra, su intertextualidad, la actualidad de sus temas y cierta simbología y rasgos destacables. Cabe decir que la adaptación televisiva de la novela es útil para comprender la trama argumental pero insuficiente para comprender la psicología de los personajes, aunque no todas ya que la de Ana es prácticamente ininteligible.



En primer lugar, debemos destacar los hallazgos donjuanescos en la novela escrita por Leopoldo Alas, “Clarín”. A pesar de localizarse estéticamente dentro de la corriente realista en España debe gran parte de su contenido argumental a un drama romántico, Don Juan Tenorio del vallisoletano José Zorrilla. Puede parecer un disparate comparar ambas obras, una de estética realista-naturalista y otra romántica, pero se perciben múltiples pinceladas del drama en la obra de Clarín.
En la obra se denomina frecuentemente a don Álvaro Mesía como el donjuán de Vetusta, y no es un desacierto ya que se perciben grandes similitudes entre el comportamiento y carácter de ambos personajes. Incluso la manera en que van sucediendo los hechos nos recuerdan a la acción de Don Juan Tenorio; por ejemplo, la forma en que Mesía irrumpe por las noches en la quinta de los Ozores nos figura a Don Juan asaltando el convento para conquistar a Doña Inés. También podemos destacar la “universalidad” amorosa del Tenorio y Mesía, es decir, las múltiples conquistas de mujeres de toda clase y procedencia, demostrado con las aventuras tanto del pasado como del presente de Mesía, con Visitación, Obdulia, Petra,… Además el final de la obra con la huída de Álvaro a Madrid nos recuerda a la marcha de Don Juan a Italia.

A mi parecer, nuestra Regenta no es como la dócil Doña Inés de Zorrilla que se deja seducir y en la que ella misma se ve reflejada durante su jornada en el teatro vetustense. Por el contrario, ella es quien decide participar en el juego de seducción y lo deja surgir. Es, además, una persona con gran temperamento, decidida y muy impulsiva, un espíritu rebelde que desde el principio de la obra se opone a los dogmas de la sociedad vetustense. En varias ocasiones la denominan como “romántica” de manera peyorativa, tanto Obdulia como Visitación, y parte de razón no les falta ya que Ana es puro sentimiento. Y es esta nueva perspectiva literatura en la que se contrapone la figura romántica de Ana a la arcaica sociedad de Vetusta la que nos demuestra el naturalismo de la obra a través del vencimiento, cómo Ana sucumbe a esa población.
Sin embargo, no debemos adquirir la actitud dictatorial y de férrea crítica como hace Vetusta para atribuir la culpa del adulterio en Ana; la culpa es de ambos, de la sociedad hipócrita que los rodea y también es la circunstancia la que los impulsa a ello. La razón por la que Ana sucumbe a las tentaciones de Álvaro puede tener sus causas en su carácter temperamental, muy condicionado por la infancia que vivió: la educación de su liberal padre, la moral de su institutriz inglesa y la influencia de sus tías, las cuales la llevaron a tomar la precipitada decisión de contraer matrimonio con Víctor Quintanar, un matrimonio insatisfactorio que exaspera el ánimo impetuoso de Ana. Por tanto, ella intenta contrarrestarlo buscando ideales y motivaciones, como la religión y la fe y, posteriormente, su idilio amoroso con Mesía.


Es muy singular percibir cómo toda la sociedad de Vetusta esconde sus pasiones, promiscuidad y lascivia bajo sus ropas y apariencias, cómo muchos personajes cometen adulterio y lo disimulan criticando la ofensa de Ana. También sorprende la acogida que tiene la figura de Álvaro en Vetusta, donde, a pesar de su forma de vida libertina y sus ideales reformistas, se le alaba y se le tiene gran aprecio y consideración como uno de los ciudadanos más queridos.

Para finalizar, se podría hacer balance de la obra con dos palabras: hipocresía social. Sí, esa hipocresía característica de Vetusta es la misma que sigue flagrante en la sociedad actual donde lo que más importa es la apariencia, donde se imponen los pensamientos de una gran mayoría que cohíben a los individuos limitando sus libertades e incidiendo en sus gustos.


Alba González González

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