Poniendo nuestra
atención en una composición romántica culmen de la literatura española como lo
es El estudiante de Salamanca del
pacense José de Espronceda, nos encontramos con la corriente heredera del
famoso mito del donjuanismo. De este
modo, se nos presenta como un poema narrativo con rasgos teatrales que incluye
los precedentes prototípicos del susodicho
mito, es decir, un protagonista donjuanesco, que en esta ocasión se
llama Félix de Montemar; una protagonista que muere de amor, Elvira; el
asistimiento al propio funeral, así como la procesión de ánimas y espectros que
atestiguan los últimos momentos del burlador.
Por tanto, vemos que se
trata de una composición que se enmarca dentro del movimiento romántico y, por ello,
recoge los caracteres propios de esta corriente literaria. Entre ellos,
destacamos la importancia del amor trágico, amor que en este caso solo se
encarna en la figura de Elvira, la cual ha sido engatusada y engañada por
Montemar, llegando a caer prendada, siendo posteriormente abandonada y,
finalmente, muriendo a la merced de sus sentimientos. Se trata pues de un amor
trágico que esta vez no se llega a realizar a causa de la intervención de las
normas sociales o del destino desgraciado, sino por la propia trama
donjuanesca: Félix de Montemar conquista a Elvira con el único propósito de
satisfacer sus necesidades carnales que nada tienen que ver con los sentimientos
amorosos. Asimismo, la obra presenta un rasgo muy propio del romanticismo, que
es el gusto por lo lúgubre, lo sobrenatural, etc., que está relacionado con la
tendencia melancólica de esta corriente. De este modo, nos encontramos con que
Montemar y el espectro de Elvira caminan por calles oscuras y tétricas hasta
llegar al cementerio y a un posterior escenario infernal y macabro, lleno de ánimas
que asisten al funeral del tenorio. Además, la composición culmina con el
descubrimiento del velo de la sombra de Elvira, que resulta ser un terrorífico
esqueleto, hecho que resalta el carácter horribilis.

Retomando la temática
del amor trágico, nos gustaría comentar ciertos aspectos del cuento romántico
“La peña de los enamorados” de Mariano Roca de Togores. Así, en esta
composición nos encontramos con una visión muy distinta a la mostrada en El estudiante de Salamanca, pues es una
narración que cuenta la historia de dos enamorados, Zulema, princesa granadina,
y Fadrique, su esclavo cristiano. De este modo, la imposibilidad de este amor
viene suscitada por las diferencias sociales y étnico-raciales existentes entre
los protagonistas, quienes se ven obligados a huir para realizar su historia
amorosa, hecho que desencadena el final trágico del relato, en el que ambos
enamorados mueren de forma trágica.

Por otra parte, nos
encontramos con que en este cuento los escenarios quedan muy lejos de lo
tenebroso y tétrico, siendo en este caso jardines exóticos y paradisíacos que
evocan pasados mejores, escenarios que, en definitiva, contribuyen a resaltar
el ambiente de tensión amorosa que se narra en esta historia.
En resumen, vemos pues,
que los ejemplos de composiciones anteriormente nombrados nos muestran
manifestaciones antitéticas de la misma corriente literaria, la romántica. Es
decir, la temática del amor trágico visto, en primer lugar, desde la
perspectiva donjuanesca; y en segundo lugar, desde una perspectiva más
tradicional, así como la presentación de escenarios tanto lúgubres y tétricos
como paradisiacos y evocadores de épocas anteriores.
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